viernes, 24 de junio de 2011

Rápidas pinceladas y bibliografía sobre el emperador Akbar y su relación con las religiones



A mi forma de ver Akbar es no sólo la cumbre de la dinastía mogol, sino uno de los reyes más interesantes de la historia. Uno de los aspectos notables de Akbar es su relación con la religión.
Akbar nace y pasa su primera infancia en el exilio, cuando no huyendo, en un harén multicultural, no sólo en lo musulmán, con sunnitas y chiítas de Asia Central, sino también con damas hindúes. Además, cada vez se habla más de los europeos, a los que su padre apenas conoció, aunque utilizó su eficaz artillería.
Durante su reinado, los portugueses, que había puesto pie en la India ya en tiempos de su abuelo, se terminan de asentar firmemente en Goa, hasta el extremo de establecer virrey. Goa quedaba más al sur de los límites de sus dominios, y no es absurdo suponer que pudieron interesarle, también, como posibles aliados contra los reinos que los separaban o, incluso, como potenciales enemigos futuros, dependiendo de lo que llegaran a medrar, y en esa óptica interpretan algunos historiadores la embajada que Akbar les envía.
Pero hay dos cosas ciertas: que Akbar ya había iniciado periódicas tertulias religiosas (en las que participaban musulmanes de distintas tendencias, sunitas, chiítas, duodecimanos, hindúes, judíos, parsis, etc) y que fue la presencia de frailes, y no otra cosa, lo que solicitó al gobernador de Goa. No eran éstos los primeros cristianos con los que conversó Akbar sobre religión, pero los conocimientos de los anteriores no habían estado a la altura de la curiosidad de Akbar. Los jesuitas llegan a su Corte convencidos de que han sido llamados por el rey con intención de convertirse, y se afianzan en tal confianza cuando la real cortesía les premia con licencia para construir iglesia y para predicar y les visita personalmente a la iglesia presenciando la celebración de los oficios. Pero van decepcionándose a lo largo de los meses a la vista de sus nulos progresos, hasta que solicitan poder regresar. Si era o no intención de Akbar convertirse yo no lo sé, pero los testimonios dicen que hubo dos cosas principales que lo impidieron: por un lado, no aceptaba que Cristo pudiera ser hijo de Dios, idea contraria a la misma base del Islam; por otro, no estaba dispuesto a renunciar a tener más de una esposa, como le exigían los jesuitas. Personalmente no creo que fuera una cuestión de rijosidad, por más envidiable que fuera el tamaño de su harén, porque después llevó una vida de abstinencia con bastante tesón; pero la imposición tener una sola esposa atacaba los cimientos de la sociedad musulmana.
Mientras tanto las tertulias se siguen celebrando. Si ya antes las discusiones entre sunnitas y chiítas eran aceradas, con la llegada de los jesuitas el ambiente llegó a tal acritud que, en el Idabatkhana, el salón que en Fatepur Sikri se había dedicado a estas reuniones, Akbar tuvo que destinar distintas áreas a las distintas facciones, temeroso de que llegaran a las manos.
Akbar comenzó a realizar prácticas ajenas al Islam, como la veneración al sol o al fuego. Finalmente, creó su propia religión la Dhin-i-ilahi, o Fe Divina, de la que se instituyó máximo dirigente espiritual, aunque dice estar atormentado por tal responsabilidad. “¿Cómo puedo yo guiar a nadie sin ser guiado yo mismo?”, se pregunta.
Cambió el habitual saludo cortés de Bismillah por el de Allahu Akbar, que puede significar tanto Dios es grande como Akbar es Dios. Cuando le acusan de soberbia aduce que ni el más idiota podría arrogarse el ser Dios y que la frase en cuestión ya existía antes de que él la impusiera. Pero sí es cierto que, mientras su padre y su abuelo dependían más de los poderes de las noblezas de distintos orígenes, con Akbar, en cuyo reino la dinastía consigue la estabilidad que hasta entonces no había tenido, el poder se hace más absolutista y renace la idea de que la regencia es directa concesión divina. Para ser más exactos, tanto para Akbar como para Abul Fazl, su mano derecha y probablemente impulsor de muchas de las reformas de Akbar, la regencia es una mezcla a partes iguales de concesión divina y contrato social entre el pueblo (o más bien, los nobles) y el regente.
Akbar establece un nuevo calendario; en lugar del habitual calendario lunar musulmán comienza a usar un calendario solar igual al persa pero que comienza a contar desde su propia entronización (o quizá desde su nacimiento, no lo recuerdo bien), al que llama calendario Illahi, esto es, sagrado.
La bondad o perversidad religiosa de Akbar depende, claro está, de quién hable del tema. Abul Fazl, su biógrafo oficial y continuo panegirista, quien debió de tener mucho que ver en el proceso, lo ensalza hasta detallar la genealogía desde Adán hasta Akbar, en un intento de demostrar que todo estaba escrito precisamente para su advenimiento y sugiriendo incluso que puede ser el Mahdi prometido que esperan los duodecimanos.
Los jesuitas pasan por distintas fases de entusiasmo o de rechazo, según crean en cada momento que se acabará convirtiendo o que sólo les está dando largas y entreteniéndose con ellos. Badauni, fanático musulmán, lo despelleja en su libro, que sólo se atreve a escribir tras la muerte de Akbar; a veces asegura que se ha hecho hindú, a veces que cristiano, y siempre que es un peligro para el Islam, una aberración. Los historiadores posteriores, especialmente los hindúes y los cristianos, tienden a tenerle por un gran hombre con bienintencionados ideales fuera de momento.
Dato curioso: cuando no sólo la dinastía mogol, sino toda la Corte y hasta las mujeres del harén ganaron bien merecida fama de ser gente de gran cultura… ¡Akbar no sabía escribir!. Los textos dicen que era “iletrado”. Pero debía tener una memoria prodigiosa y una capacidad de comprensión y análisis no menor, de manera que era capaz de recordar fielmente todo lo que se había discutido en su presencia o lo que había ordenado que se le leyera, citando a poetas, filósofos y analistas de la fe con la naturalidad de un erudito. En algún sitio leí una teoría que intentaba conciliar estos hechos, según la cual Akbar sería fuertemente disléxico, lo que le inhabilitaba para la letra escrita.
Y para quien pueda interesarle, hablemos de bibliografía.
  • Akbar-nama, biografía de Akbar, y Ain-i-Akbari, escritos por el ya mencionado Abul Fazl. A favor.
Los puedes encontrar enteros en:


para consultarlos. Bajarlos para imprimir es un coñazo. Hay que ir casi página por página y las notas a pie de página son aún más latosas. Pero para el de Badauni (que menciono acontinuación) ahora mismo no hay más cáscaras porque está descatalogado y no se encuentra ni usado. Afortunadamente el índice de capítulos (no así el de personajes) es muy práctico porque son links a cada capítulo. Yo he tenido la santa paciencia de descargarlo; si a alguien le interesa, hable por esa boquita. En Internetarchive solo tienen el segundo tomo, que es el más interesante... ¡en persa!. Hay una edición de mierda de la que hablo, despellejándola, en otro artículo en este mismo blog. Los de Abul Fazl los tiene Low Price Publications, editorial con muchos facsímiles y distribuida también por Amazon. Una joya, esta editorial.
  • Abul Fazl and Akbar, de C. Jinarajadasa. A favor. Magnífico resumen en 72 páginas.
  • Muntakhab‑ut‑Tawarikh, de Badauni. Muy en contra. pero lo tenéis también en la página de Packard Humanities que acabo de mencionar.
  • El Dabistan, tomo III, cuyo capítulo X, desde la pág 50 hasta la 140 habla de Akbar y de la Din-ilahi, incluyendo detalle de las discusiones. Descargable en PDF desde Internet Archive.
  • Akbar and his India, una serie de artículos editados por Irfan Habib para Oxford University Press, alguns de los cuales, estupendos, contemplan el aspecto religioso.
  • Hay un artículo bastante interesante llamado Religious Disputations and Imperial Ideology; The purpose and location of Akbar´s Idabatkhana, especulación sobre cuál podría ser la sala de las discusiones. Lo encontraréis en:
  • Un libro importante es Akbar and the jesuites, recopilación de cartas de los jesuitas que recoge la correspondencia de los frailes sobre Akbar, recopiladas por Du Jarric. Hoy hay edición en Low Price Publications. No encuentro edición descargable en internet.
  • Embajador En La Corte Del Gran Mongol, de Antoni de Montserrat, español participante en la embajada de los jesuitas. Editado en español por Milenio (originalmente creo que se escribió en latín). En inglés lo tenéis en Internet Archive en este link:

  • Din-i-Ilahi or the religión of Akbar. es un estupendo estudio, resumen y recopilación de todo lo anterior; en mi opinión tiene excesivo empeño en demostrar que la religión de Akbar no era más que su particular manera de sufismo. Puede que tenga razón pero, en su obsesión, no deja que la verdad surja por sí misma, sino que dirige forzadamente la argumentación hacia lo que quiere demostrar. También lo puedes descargar de Internet Archive.
  • Tenía buena pinta: Religious and Intellectual History of the Muslims in Akbar's Reign que también estaba en Exoticindia pero no llegué a comprarlo y ahora está agotado. Estaremos atentos.
Hay muchísima más bibliografía, pero para el asunto Akbar y la religión ésta es suficiente.


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